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Actualmente, el plástico hace parte de la vida cotidiana de las personas y el entorno, su evolución se ha estudiado durante años debido a los beneficios que posee, y su accesibilidad con el paso del tiempo ha permitido el análisis y mejora continua de su proceso de obtención y diversificación de su producto. El plástico y su tecnología ha generado grandes avances y desarrollo para la humanidad, pero su producción mundial elevada ha generado impactos ambientales negativos, siendo, así, un objeto de estudio para la búsqueda y generación de nuevas fuentes alternativas del plástico convencional. Una de las fuentes alternativas para la producción de plástico es el aprovechamiento de residuos orgánicos que se generan en diferentes actividades, tales como la agricultura, agronomía, alimenticia y agroindustriales. Por tal motivo, los residuos que se generan a partir de la comercialización y procesamiento final de maracuyá (Passiflora edulis var. flavicarpa) presentan propiedades óptimas para la extracción de pectina, el cual es un polisacárido funcional presente en las paredes celulares de los vegetales, especialmente en las frutas, y es aprovechado para la obtención de plástico biodegradable por sus propiedades gelificantes que son óptimas para el desarrollo de biopelículas.