Descripción

La concepción de la muerte abarca múltiples áreas del conocimiento, desde antiguos dogmas religiosos, diversos sistemas filosóficos, inmensos volúmenes de literatura y poesía clásica, llegando hasta la actual medicina neurológica, que es la encargada, oficialmente, de decretarla. Y siempre será un tema de actualidad, ya que la muerte forma parte integral de la vida: todo ser biológico culminará su existencia en la inalterable muerte. El famoso filósofo e historiador de las religiones Eliade (como se citó en Ossorio, 2012) afirma que “todos los hombres pugnan por penetrar en el misterio de la muerte y aprehender su significado” (p. 21). Y así es, puesto que los secretos que conlleva ella no son fácilmente accesibles, convirtiéndose en un tema de sumo interés y especulación. Es más, la muerte representa un límite en sí, no sólo por el significado implícito del término, sino también a nivel epistémico, Gosetti-Ferencei (2017) afirma que, “la muerte es la línea de horizonte del pensamiento: no puede existir, hablando con propiedad, ninguna ontología de la muerte, ya que no es nada, y tampoco podría existir una fenomenología de la muerte, ya que nunca aparece” (p. 124).