Descripción

Podía haber elegido disparar el arma después de haber besado sus labios, pero lo acepto, aunque deteste perder, él ya me había disparado demasiadas veces, siempre cuando me miraba en la mañana. Podía haber elegido enterrar una daga tras su espalda, pero me volvía humo cuando él no estaba, encontraba paz entre sus brazos y mi corazón de cristal vibraba en calma, apasionada, acurrucada entre su pecho, me susurraba la vida que era el lugar y el espacio correcto, pero aún no descifro el acertijo, tengo problema con volver a ver por la ventana emociones encontradas cuando tu recuerdo se dibuja en las gotas de agua. Confieso que no hay lugar más seguro que tú, no hay más paz que tus palabras, pero toda la madrugada corre en un desaforado silencio estremecedor que no me deja pensar en otra cosa más allá de tus manos jugando con mi cabello.