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   El plástico es uno de los materiales que más deteriora el medio ambiente, tarda en desaparecer de la tierra aproximadamente 1000 años y debido a sus bajos costos se usa principalmente para crear productos desechables que contaminan de manera dramática el planeta y generan graves problemas ambientales, económicos y sociales. (Tinta Verde, 2018, párr. 1) “Anualmente se producen 300 millones de toneladas de plástico, de las cuales un alto porcentaje termina en ríos y mares, científicos consideran que este es un problema más grave que el cambio climático” (Rojas, 2018, párr. 1). Los múltiples usos de los plásticos originan una importante cantidad de residuos que se acumulan en el ambiente y provocan un gran impacto en él. La mayoría de los plásticos no son biodegradables y su incineración produce gases tóxicos y dioxinas, muy contaminantes para la atmósfera y los seres vivos; aunque la mayoría de los plásticos pueden ser inmensamente versátiles, también poseen unas propiedades que permiten ser moldeables fácilmente para obtener formas más complejas, esto permite la integración con otros materiales para formar productos ideales y una amplia gama de funciones, así mismo, el plástico puede ser modificado con relleno, colores, agentes espumantes, entre otros, de esta manera, se logra fabricar productos duraderos e idóneos. Por lo tanto, el plástico se lo puede usar en la fabricación de férulas hechas a base de botellas de plástico, contribuyendo, en gran parte, al medioambiente por medio del reciclaje y, de igual manera, se contribuye con la economía de las personas de escasos recursos, ya que, en la actualidad, estas ortesis o férulas en el mercado son de alto costo, por tal razón, la elaboración de estas férulas serán de fácil acceso y a un bajo costo.